Los contratos inteligentes o Smart Contracts

¿Qué es un contrato?

Los contratos son una especie de convención. Las convenciones son actos jurídicos bilaterales que crean, modifican o extinguen derechos subjetivos. Los contratos, específicamente, son acuerdos de voluntades que crean derechos y obligaciones. 

Normalmente, la celebración de un contrato tradicional implica encargar su redacción a abogados especialistas, quienes verificarán que las cláusulas reflejen con precisión y exactitud la voluntad de los contratantes y, asimismo, que contengan mecanismos para asegurar su cumplimiento, de modo tal que sean más que simples declaraciones de buena voluntad; además, en una primera instancia, el cumplimiento de las obligaciones que asume la contraparte queda entregado a su arbitrio, y si aquél no se produce espontáneamente, estaremos obligados a recurrir a terceros idealmente imparciales (jueces o árbitros), quienes darán la razón a una de las partes en juicio tras el proceso respectivo. 

En gran medida, y para desgracia de los abogados dedicados exclusivamente a la materia, los contratos tradicionales representan una respuesta insuficiente frente a la complejidad y la velocidad con que se desenvuelven las relaciones económicas en el mundo contemporáneo, en que muchas veces debemos confiar en, y contratar con, individuos a quienes jamás veremos personalmente, que utilizan lenguajes y viven en países distintos; en estos escenarios, los incumplimientos pueden significar importantes costos de litigación ante jueces o árbitros cuya imparcialidad dista de estar asegurada, y quienes no siempre serán peritos en los temas particularmente controvertidos. 

¿Qué son los contratos inteligentes?

Los contratos inteligentes son protocolos informáticos que permiten facilitar, verificar y garantizar la celebración y ejecución de contratos. A través de estos protocolos se pueden llevar a cabo transacciones confiables sin la mediación o intervención de terceros como ocurre con los contratos tradicionales, ya sea en su confección o en su cumplimiento. En palabras de Sergey Nazarov, CEO de Chainlink, los contratos inteligentes son “acuerdos digitales que proveen la garantía de que serán cumplidos”. 

Los contratos inteligentes son, esencialmente, sólo código informático, el que está generalmente albergado en blockchains (o cadenas de bloques, en castellano), i. e., en bases de datos distribuidas o descentralizadas, en que la información añadida a la cadena se verifica contra cada una de las copias existentes de la misma. En los contratos inteligentes, el código informático es la ley, pues su ejecución es automática y no queda entregada al arbitrio de nadie en particular.

Desde luego, los contratos inteligentes requieren la verificación de ciertos inputs, es decir, hechos que ocurren en la realidad y de cuyo acaecimiento depende la ejecución de una o más cláusulas contractuales predefinidas. Los oráculos (oracles, en inglés) son sistemas encargados de captar e integrar dichos inputs a la blockchain.

¿Cuáles son las ventajas de los contratos inteligentes?

Sintéticamente, la principal ventaja de los contratos inteligentes está en que suponen la automatización del fenómeno contractual: sus cláusulas, por regla general, son capaces de asegurar su cumplimiento o ejecutarse por sí mismas. Por consiguiente, los contratos inteligentes son más seguros y más baratos que los contratos tradicionales, pues su ejecución no queda expuesta a la incertidumbre ni a los costos asociados a la necesaria intervención humana en éstos (sea de la contraparte o de las instituciones jurisdiccionales).

¿Cuáles son sus principales desventajas?

Como ya sostuvimos más arriba, muchos contratos inteligentes están albergados en blockchains, que son, esencialmente, bloques públicos de información. Ello implica que cualquier vulnerabilidad en cuanto a la seguridad de los contratos podría explotarse por hackers con acceso a esa información. Este riesgo dista de ser puramente teórico, pues incidentes como estos ya han ocurrido en la práctica con contratos inteligentes en la red Ethereum. Otro importante inconveniente (aunque podría interpretarse como una ventaja en ciertos casos) es la inmutabilidad de los términos del contrato una vez que se han pactado.

¿Cómo se crean o redactan los contratos inteligentes?

Los contratos inteligentes son la punta de un iceberg, para cuya existencia se requiere de procesos y sistemas complejos ocultos desde la perspectiva del usuario final. En este sentido, la infraestructura subyacente a los contratos inteligentes consiste de: 

  1. Plataformas de contratos inteligentes.
  2. Sistemas de control o gestión de contratos inteligentes.

Las plataformas de contratos inteligentes albergan los elementos de interpretación y ejecución del código informático constitutivo de los contratos inteligentes. A su vez, los sistemas de control o gestión son superestructuras construidas en torno a las primeras, cuya principal característica consiste en la incorporación de elementos visuales para que los usuarios puedan crear o redactar sus propios acuerdos sin necesidad de conocer el específico lenguaje informático usado en las plataformas. La plataforma más conocida y popular actualmente es Ethereum.


Bibliografía:

Burque, Samuel. Fung Ling Tsui, Sara. A Lawyer’s Introduction to Smart Contracts. Disponible en: https://github.com/joequant/scms/blob/master/doc/pdfs/A%20Lawyer’s%20Introduction%20to%20Smart%20Contracts.pdf

Nazarov, Sergey. An Introduction to Smart Contracts. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=OTaSvj9Fc60


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